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El miedo (I)

              En el curso preparatorio para trabajar en la Administración Pública, que realicé inmediatamente después de haber sacado las oposiciones, un profesor nos advirtió: “Recordad que siempre estaréis en libertad provisional”.                 Éramos muy jóvenes y muy inexpertos y aquella exhortación a la prudencia, que sonó en nuestras mentes como la más temible de las premoniciones, agarrotó a muchos.                 Fue un error de quien nos enseñaba.                 Nadie debe trabajar con miedo, y mucho menos cuando tiene una responsabilidad, como nadie puede jugar con miedo a fallar o puede vivir con miedo a la muerte.

La responsabilidad

Cada acto tiene sus consecuencias. Las consecuencias pueden ser positivas y negativas. La responsabilidad implica llevar con la misma modestia y la misma dignidad las consecuencias positivas que las negativas.

La adaptación (II)

           El proceso de adaptación requiere aprender lo que no se sabe y olvidar lo que se sabe de más o, al menos, no dejarse intimidar por lo que se sabe y estorba.              El técnico recién llegado a la Administración tiende a aplicar las reglas con una rigurosidad literal, como las ha aprendido, demasiado teóricamente, lo que puede provocar en el departamento al que llega los mismos efectos perversos que un técnico experimentado cuando se halla en huelga de celo.             Ser rígido siempre es tan dañino como ser siempre flexible. El aprendizaje del proceso de adaptación debe servir para determinar dónde se debe ceder y dónde no, a fin de ser rígido en lo rígido y flexible en lo flexible.

La adaptación (I)

Como en la naturaleza la primera obligación es sobrevivir, cuando una criatura llega a un ecosistema extraño, se adapta al medio. En ese proceso de adaptación, la criatura evolucionará tomando aquello que le es necesario y desprendiéndose de lo que le estorba. Potenciará sus extremidades superiores e irá perdiendo fuerza en las inferiores, por ejemplo.          Los seres humanos han transformado los territorios en los que habitan, pero antes debieron adaptarse a ellos. Como la primera obligación es sobrevivir, cuando un técnico llega a una Administración tiene que hacer l o mismo que cuando una criatura llega a un ecosistema extraño: evolucionar, adaptarse al medio. La Administración es un ecosistema formado por normas que no se pueden cambiar por el técnico recién llegado y por personal que ni puede ser despedido ni puede ser sancionado sin un proceso muy arduo. Si al técnico recién llegado no le gusta cómo funciona su departamento y quiere cambiarlo, antes deberá adap

El perfeccionismo

         El perfeccionismo es el peor enemigo interno para la felicidad, pues ni siquiera cuando estamos bien nos hallamos contentos. Lo es para cualquier tipo de trabajo y lo es, especialmente, para la gestión administrativa, en la que debe premiar la eficiencia sobre la excelencia.          Para la eficiencia, la primera idea es abandonar el extremoso afán por la perfección. Ya lo decía Voltaire: “Lo mejor es enemigo de lo bueno”.          Dicho de otra forma, dado que no es posible hacerlo todo del 10, lo suyo es hacerlo todo del 9. Y si no, del 8. Y si no, del 7. Y así sucesivamente. Hacer mucho bien y poco mal es siempre más recomendable que hacer poco perfecto y mucho mal o no hacerlo.