La mejor formación es la que se da uno mismo a través de la lectura, la reflexión y la experiencia. La segunda mejor formación es la que te dan los que se encuentran en la misma situación que tú, sometidos a unas circunstancias similares y a un similar destino. La tercera mejor formación es la que se recibe en los descansos de la formación reglada, la que pasa de unos alumnos a otros. La cuarta mejor formación es la reglada.
He intentado doblar solo unas sábanas. Mientras lo hacía, he pensado que el número ideal de personas para doblar sábanas es dos, no uno, ni tres, ni cuatro. Hay un número ideal de personas para realizar un trabajo, que nunca es el “mientras más, mejor”.
En el curso preparatorio para trabajar en la Administración Pública, que realicé inmediatamente después de haber sacado las oposiciones, un profesor nos advirtió: “Recordad que siempre estaréis en libertad provisional”. Éramos muy jóvenes y muy inexpertos y aquella exhortación a la prudencia, que sonó en nuestras mentes como la más temible de las premoniciones, agarrotó a muchos. Fue un error de quien nos enseñaba. Nadie debe trabajar con miedo, y mucho menos cuando tiene una responsabilidad, como nadie puede jugar con miedo a fallar o puede vivir con miedo a la muerte.